En la actualidad el lenguaje audiovisual atraviesa los distintos circuitos de la comunicación poniendo en discusión la hegemonía del texto escrito. En el marco de la formación docente, observamos que particularmente las asignaturas de carácter teórico se siguen nutriendo en gran medida de material escrito, y así el lenguaje audiovisual queda relegado como un recurso de uso prácticamente extraordinario.

 

La educación mediática cobra vigencia en un momento en el que los medios de comunicación tradicionales atraviesan una profunda crisis y los ciudadanos son protagonistas de una revolución digital que ha puesto en sus manos la tecnología de unos sistemas de información y comunicación que podrían hacer realidad muchas de las utopías soñadas por quienes ya intuyeron las oportunidades de poder conseguir una verdadera democratización de la comunicación.

 

Actualmente una gran mayoría de los profesionales de la educación dan por hecha la importancia de incorporar la competencia digital en el currículo dentro de los niveles educativos; sin embargo, muy pocos conocen el amplio recorrido realizado por muchos pioneros que a lo largo de décadas reflexionaron sobre la necesidad de usar  los medios y de enseñar a analizar y producir con medios, con el fin de incorporar al currículo escolar nuevas alfabetizaciones en los lenguajes, en el manejo de las herramientas técnicas y en las formas de decodificación de los diferentes mensajes audiovisuales.

 

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Accedemos hoy a la información y al conocimiento a través de aparatos electrónicos –mediante los cuales se producen los discursos y se ponen en circulación– lo que implica un modo muy diferente de adquirir conocimientos del tradicional, centrado fundamentalmente en el libro.

No queremos decir que la cultura del libro haya desaparecido, pero sí es cierto que desde hace tiempo que está en crisis la relación libro–escuela–niño. Los niños leen más allá de los libros, incluso más allá de las revistas y de los diarios, más allá del papel. La lectura tiene otro soporte: la pantalla (del cine, de la TV o de la computadora).

 

La explosión de iconismo tecnológico que estamos viviendo ha terminado por horadar las paredes de las aulas de clase y hoy ya parece descontada la aceptación de la imagen como alternativa o alternancia del libro de texto.

 

Precisamente en este terreno poco explorado desde el ámbito pedagógico, es donde tiene sentido plantear la confección de materiales y recursos  útiles para  integrar los lenguajes audiovisuales y multimedia al aula y en el currículum, para que sean un instrumento de apoyo a la enseñanza.

Partiendo de estas premisas, creemos que el lenguaje audiovisual puede enriquecer notoriamente el trabajo de las principales asignaturas teóricas que conforman la formación docente, teniendo en cuenta además las dificultades con las que se encuentran los alumnos al enfrentarse con los primeros textos de estas carreras (PEP y PEI).

 

Existe una gran cantidad de recursos audiovisuales diseminados por la web 2.0, que muchas veces requieren de un tiempo extenso y una disposición a la búsqueda por parte de los docentes. En este sentido, creemos que este sistema ordenado de recursos será un aporte fundamental a la formación, ya que enriquecerá el abanico de materiales de uso frecuente, simplificando a la vez la tarea de búsqueda y selección de los mismos.